O lo que es lo mismo, Alcalá de Henares (aviso, قلعة está bien, peroالنهر lo he escrito según se me ha ocurrido).
Aprovechando que hoy no ha habido cole, nos hemos acercado a visitarla. Ya hace algún tiempo pensé que esta ciudad merecía un reconocimiento mucho mayor del que tiene. A pesar del nombramiento que tiene como Patrimonio de la Humanidad. Siempre he pensado que debería tener una consideración similar a la de otras ciudades como Siena o Florencia (y no lo considero exagerar, sinceramente) pero tengo la sensación de que no se la conoce todo lo que se debiera.
Entre otras cosas, hemos visitado el Museo Arqueológico Regional, con un planteamiento didáctico de lo más sobresaliente: pocas piezas pero significativas, con un área de cosas que se pueden tocar, ejemplos de cómo vivía la gente en las distintas etapas históricas y elementos interactivos.
También hemos visto la exposición Las joyas arqueológicas de la Hispanic Society de Nueva York. El señor Archer M. Huntington se dedicó a picar por todo el pais, salvando de la destrucción y del deterioro numerosas piezas de gran valor...
Vale, no lo niego, pero el hecho de que tales piezas fueran trasladadas a Estados Unidos convierte en un expolio con todas las letras las tareas de don Archer. Documentado según las normas de la investigación de su tiempo, pero expolio al fin y al cabo. Además, ¡qué piezas...! el menda este no se llevó las tégulas, que también debió encontrar muchas. Pero no, qué va.
De entrada hay una colección de bronces romanos, de los que destaca una lucerna descomunal, preciosa. Siguen piezas de joyería protohistórica, básicamente torques, exvotos ibéricos, piezas de marfil orientalizantes, estelas funerarias califales, estatuaria romana...
En fin, que me he puesto de muy mal humor, menos mal que luego hemos podido disfrutar del sol de la Plaza de Cervantes y del paseo por la ciudad de las tres culturas.
Aprovechando que hoy no ha habido cole, nos hemos acercado a visitarla. Ya hace algún tiempo pensé que esta ciudad merecía un reconocimiento mucho mayor del que tiene. A pesar del nombramiento que tiene como Patrimonio de la Humanidad. Siempre he pensado que debería tener una consideración similar a la de otras ciudades como Siena o Florencia (y no lo considero exagerar, sinceramente) pero tengo la sensación de que no se la conoce todo lo que se debiera.
Entre otras cosas, hemos visitado el Museo Arqueológico Regional, con un planteamiento didáctico de lo más sobresaliente: pocas piezas pero significativas, con un área de cosas que se pueden tocar, ejemplos de cómo vivía la gente en las distintas etapas históricas y elementos interactivos.
También hemos visto la exposición Las joyas arqueológicas de la Hispanic Society de Nueva York. El señor Archer M. Huntington se dedicó a picar por todo el pais, salvando de la destrucción y del deterioro numerosas piezas de gran valor...
Vale, no lo niego, pero el hecho de que tales piezas fueran trasladadas a Estados Unidos convierte en un expolio con todas las letras las tareas de don Archer. Documentado según las normas de la investigación de su tiempo, pero expolio al fin y al cabo. Además, ¡qué piezas...! el menda este no se llevó las tégulas, que también debió encontrar muchas. Pero no, qué va.
De entrada hay una colección de bronces romanos, de los que destaca una lucerna descomunal, preciosa. Siguen piezas de joyería protohistórica, básicamente torques, exvotos ibéricos, piezas de marfil orientalizantes, estelas funerarias califales, estatuaria romana...
En fin, que me he puesto de muy mal humor, menos mal que luego hemos podido disfrutar del sol de la Plaza de Cervantes y del paseo por la ciudad de las tres culturas.