martes, 6 de febrero de 2018

Tasnim quiere ser psiquiatra

Tasnim tiene catorce años, es bastante alta para su edad y muy flaquita también. Tiene el pelo largo y moreno, pero sólo lo he visto en las fotos que me enseña a veces, porque desde que la conocí, siempre ha llevado su hiyab puesto. Lo usa porque de esa manera se siente mayor y respetada, según me ha explicado ella misma.

Suele ir al Club de Juventud que el colegio organiza todas las semanas del año, en el que la gente de su edad encuentra un espacio para hablar de sus cosas, expresar sus preocupaciones, desarrollar sus habilidades artísticas, recibir educación sexual y prevención de ETS, además de evitar que anden mareando por las calles.

Toda su familia está aquí en Beirut y, a pesar de las penurias, siempre se muestran muy dignos y amables. A veces he llevado a su madre hasta un hospital cercano, donde le controlan la diabetes que sufre y siempre me ha hecho un regalo a cambio, como un bote de makdus preparado por ella misma o dulces kaak al estilo de su barrio de Damasco.

El curso pasado estuvo un tiempo ayudando en la guardería, porque a pesar de su edad aún no estaba escolarizada y su madre prefería que hiciera algo útil. Así que venía a nuestro aula, se sentaba en una de las mesitas y se ponía a leer algún libro de la minibiblioteca que tenemos o participaba en las actividades que solemos hacer con los peques.

Era muy buena jugando con ellos, se le ocurrían un montón de actividades que les fascinaban, normalmente dibujaba con las tizas en la pizarra, que los peques llenaban de colores y muchos terminaban borrando con las manos... con las risas correspondientes al ver nuestras caras de espanto fingido cuando nos enseñaban sus palmas azules o rojizas. Si alguien hacía una trastada o había mucho alboroto en la clase, no tenía reparos en gritar haciendo un efecto muy chocante con la voz, como vibrando, lo cual tenía un efecto muy calmante sobre las fierecillas...

Durante esas estancias siempre me decía que ella quería estudiar medicina, ése era su sueño.

Tras unos tres meses ayudando, dejó de venir y no he vuelto a verla hasta este viernes pasado. Me contó que ha empezado a estudiar el Grado 8, porque al no estar escolarizada durante más de dos años, han tenido que bajarla de nivel, aunque no sea el que le corresponde por su edad. También me enseñó sus notas. Espectaculares, sencillamente.

Ahora que se oyen muchas atrocidades sobre los planes occidentales para esta zona, pienso en Tasnim y su anhelo de estudiar medicina. No es que yo sea mucho de esos rollos persigue tu sueño y ese tipo majaderías, no, pero me hiere profundamente ver a alguien como ella, estudiando como una fiera para alcanzar ese objetivo, en un lugar en el que, ni por ser ella quien es (una refugiada siria pobre), ni por posibilidades económicas (un curso de medicina en cualquier universidad libanesa no baja de los 25.000$) va a disponer de oportunidades suficientes para lograrlo. Lo peor de todo es que ella lo sabe.

Y me siento mal. Aún así, cada vez que la veo le animo a que siga, porque todo el conocimiento que está adquiriendo no se lo va a quitar nadie nunca. Y quien sabe, con toda esa fuerza de voluntad que tiene y lo brillante que es, tal vez lo consiga.


Puerta principal de la AUB.

Hotel-Dieu, la facultad de medicina de la Université St. Joseph,
dos lugares en los que seguramente nunca podrá estudiar Tasnim.