viernes, 27 de mayo de 2016

Minas y desminadores

Ir en coche por esta ciudad de Beirut a veces trae sorpresas mayores de las habituales, como la tuve el pasado lunes.

Iba yo tan contenta camino de mi cole, porque no había mucha gente, cuando me adelantó un convoy compuesto por una ambulancia y una fragoneta de esas que suelen utilizarse por aquí como medio de transporte colectivo, bien en los coles, bien para empresas, bien como sustitutos de los autobuses de línea o los urbanos. Hasta ahí normal.

Pero lo que me hizo fijarme en ellas fue el color blanco brillante de ambas y el cartelito que estaba rotulado en los dos vehículos, por todas partes, para hacerlo bien visible:

HUMANITARIAN MINE ACTION


También tenían unos logos, que indicaban la participación de la Unión Europea y danesa en el asunto.

Me impactó ver que venían desde la carretera de Damasco, ambas ambulancia y furgonetilla, ésta llena de gente joven. Justo el tandem perfecto, los que se juegan el tipo en los campos quitando las minas y el equipo sanitario, por si acaso alguien salta por los aires.

Y así, de repente ¡plaffff! una calle cualquiera de esta ciudad te abofetea sin pensarlo dos veces y te pone frente a una de las realidades más horrorosas que existen: los campos de minas.

Me puse a buscar y resulta que pertenecen a un grupo danés que se llama DANISH DEMINING GROUP, que además de en otros muchos lugares, trabajan en Siria, ya que entre las atrocidades que están cometiendo los bandos en guerra, está la de sembrar de minas amplias zonas de Alepo, Daraa, Raqqa, Hasaka, Homs, Hama y el entorno rural de Damasco. Me dio un pellizco en la barriga, porque esa gente que iba en el convoy, desde la carretera de Siria, son los que limpian el terreno e intentan devolver la vida cotidiana a la gente.

Pasaron rápido, hacia el centro de Beirut y no tuve tiempo ni ocasión de parar para hacer una foto en condiciones. Así que tiré de mi personalidad conductora libanesa, que poco a poco se va conformando en mi cerebro, y aprovechando un stop saqué esta imagen:


sábado, 21 de mayo de 2016

El Podemos libanés

Muchas personas me están mandando el enlace al artículo de Natalia Sancha que ha salido hoy en El País: El Podemos libanés surge de las urnas municipales.

Una vez leído, me he puesto a mirar cosas sobre ellos y he encontrado lo siguiente:

El movimiento que da origen a este partido nuevo que se ha presentado a las elecciones, en efecto es el Tol3et Re7etkom,  طلعت ريحتكم, o sea Apestas o YouStink, que fue la respuesta a la pésima gestión de la basura en este país. Ellos mismos se definen así en su web:

Tol3et Re7etkom is a Lebanese grassroots movement created in response to the government's inability to solve the trash crisis in a sustainable way.
(Tol3et Re7etkom es un movimiento libanés de base creado en respuesta a la incapacidad del gobierno para resolver la crisis de la basura de una manera sostenible)

Este movimiento, que se echó a la calle el verano pasado con protestas por las toneladas de basura sin recoger por todo Beirut y que fueron muy violentamente reprimidas, es el germen del Beirut Madinati (Beirut mi ciudad), que es el partido que este año, de cara a las elecciones municipales que se están llevando a cabo a lo largo del mes de mayo en todo el país, se ha presentado formado por un equipo de 12 hombres y 12 mujeres (frente a los tradicionales, que apenas llevan mujeres en sus listas), autoproclamados políticamente independientes, para mantenerse lo más lejos posible de las estructuras políticas tradicionales, clientelistas y milicianas, que funcionan habitualmente en El Líbano.

En Ejjpaña diríamos que son de centro-izquierda. Su programa tiene tintes muy actuales para este país y su objetivo es modernizar la vida política libanesa, lo que plasman en acciones como usar una web, escribir un programa electoral o publicar sus finanzas. Igualmente quieren reactivar los municipios, que actualmente son consejos consultivos, es decir, no toman decisiones sobre la vida  del municipio.

Beirut Madinati organizó algunas asambleas para sondear la opinión de la gente en temas básicos de ámbito urbano y lo hacen como una reacción de la clase media-alta beirutí más progresista, que ve que no puede gestionar la ciudad en la que vive como debiera ser en el s. XXI, sino que está gestionada por una oligarquía casi tribal que impone un sistema electoral medieval: en Beirut vota gente que no vive aquí. En su programa hablan de transporte público, de gestión de residuos, de espacios verdes, de vivienda, de cuestiones sociales...


Rechazan el modelo tradicional de votación, que no responde a la realidad social porque obliga a votar en los lugares de inscripción de los antepasados (y desde 1932 no se hacen nuevos censos). La gente no vota en su municipio, sino en el de sus abuelos y muchas veces se paga dinero a los votantes para que se inclinen por un candidato concreto y, según en que sitios, se sigue manchando el dedo gordo con tinta para evitar que se vote más de una vez...

No han conseguido apenas votos, porque dónde tenían candidatos con posibilidades de salir, el resto de partidos se han unido en listas únicas (sin importar la comunidad religiosa a la que pertenezcan) que son las que se han elegido finalmente.

Una pena, la verdad.


viernes, 20 de mayo de 2016

Firdaus, la Mujer en punto cero

El pasado 6 de mayo, en el salón de actos del Museo de San Isidro, estuvo hablando sobre creatividad y disidencia Nawal el Saadawi. Tuve la fortuna de asistir, a pesar de la lluvia y el fresco, que estaban ahí empujando para que me quedara en casa. Fui solica, sin ninguna de mis compañeras habituales en este tipo de eventos, pero sabía que allí iba a encontrar caras amistosas, porque lo organizó todo la Librería Mujeres de la calle de San Cristobal. Y efectivamente así fue, estaba la troupe habitual de la librería y mucha gente más.

Nawal es una yaya, que nació en 1931 y ha tenido una vida de todo, menos cómoda y tranquila. Su manera de dirigirse a la audiencia fue directa, haciéndonos preguntas, planteando dudas y problemas, incluso ofreciendo su puesto en el estrado para dialogar con ella. Nunca había asistido a una conferencia con una ponente semejante, tan interesada en que las asistentes participasen.

Como resultado de esa conferencia, me traje a casa dos libros de ella. No son recientes, están escritos en los años 70, pero no han perdido un ápice de actualidad, lamentablemente.

Voy a poner una cita del que se titula Mujer en punto cero. Está editado en la Colección Femineras de la editorial horas y HORAS, y fue escrito en 1975.


Allí tenía una amiga que se llamaba Wafiya. Su cama estaba al lado de la mía. Cuando se apagaban las luces, acercaba mi cama a la suya y nos quedábamos charlando hasta la medianoche. Ella me hablaba de un primo de quien se había enamorado y que también la quería y yo le hablaba de mis esperanzas para el futuro. No tenía nada que contar sobre mi pasado o mi infancia y ningún amor, ni nada parecido en el presente. Sólo podía hablarle de cosas relacionadas con el futuro. Todavía era mío y podía decidir libremente sobre él y moldearlo a mi antojo.
A veces imaginaba que sería médica o ingeniera, o abogada o jueza. Y un día todo el colegio salió a la calle para participar en una gran manifestación contra el gobierno. Sin saber cómo, me encontré subida en hombros de las chicas mientras gritábamos:
-¡Abajo el gobierno!
Cuando regresé al colegio tenía la voz ronca, el pelo revuelto y varios desgarrones en la ropa, pero me pasé toda la noche imaginando que sería una gran dirigente política o jefa de Estado.



jueves, 19 de mayo de 2016

Un día en Tiro, صور

Sí, en Tiro, localidad al sur del Líbano, que es un lugar precioso, con el Mediterráneo en todo su esplendor y las mejores playas de todo el país, tipo Costa Blanca, largas y de arena fina.

También hay unos tremendos campos de refugiados palestinos, rodeados de muros y vallas con concertinas que son El-Buss مخيم البص Al Rashidiya أل رشيديه

Pero ninguno de esos sitios citados han sido el objeto de nuestra visita hoy, sino el yacimiento arqueológico donde está trabajando un equipo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, en la antigua isla (ahora no lo es) que dio origen a la ciudad.

Entre salir de Beirut con sus check-points interminables y el tráfico horrendo hemos llegado a las mil y pico, de modo que no hemos podido ver su trabajo in situ y además han tenido que recogernos porque no dábamos con el lugar concreto. En nuestro árabe macarrónico preguntábamos por la almacabra y todo el mundo nos dirigía al yacimiento visitable, de tal manera que hasta los guardas de la entrada se han mosqueado de vernos llegar unas 3 ó 4 veces y dar la vuelta.

Pero al final lo logramos y hemos visto el lugar, ya que han tenido la deferencia de esperarnos, aunque ya habían terminado la jornada (al mediodía hay que parar un rato, porque de lo contrario puedes acabar como una sardina asada y eso que hoy no hacía mucha calor).

Lo primero que he pensado al entrar ha sido menos mal que hay gente en el mundo que sabe leer este tipo de sitios, porque yo lo que he visto ha sido un galimatías espeluznante que fácilmente hubiera podido confundir con cualquier otra cosa.  Acostumbrada a los yacimientos paleolíticos en cueva, tan ordenaditos ellos, con sus niveles normalmente muy bien estratificados... enfrentarse a ese maremagnum de muros, aljibes, tinajas, acueductos y qué se yo más elementos, todos ellos de distintas cronologías y superpuestos de tal manera que parecen un cubo de Rubik, pero abarcando desde la Edad del Bronce hasta la actualidad. Además con el problema añadido de tener que reexcavar sobre antiguas catas de las que, por causa de la guerra, no hay documentación ni publicaciones.

Pero en cuanto te empiezan a explicar lo que hay, mecachis qué bien se ve todo. De modo que el horror se transforma en fascinación y ganas de echar rodillas a tierra y ponerte al tajo. No hay fotos como medida de protección del sitio, vayaaser que algún furtivo se le ocurra darse un garbeo...

Sin embargo, lo mejor del día ha sido compartir con ellos el rato de comida, en un sitio justo encima del mar, el Al Fanar Pub (o sea, el Pub del Faro) y poder hablar de mil y una cosas, desde la manera en que trabajan hasta las vivencias que se tienen en este país. Ahí, en la sombra de una pérgola, con el aire del mar y un poco de hummus, tabule y arroz con pollo, hemos pasado un par de horas casi sin enterarnos (al menos nosotros). 

Finalmente, nos han mostrado el lugar donde están viviendo, que sirve como centro de investigación y espacio de descanso. Y como eso es lo más necesario durante una campaña de excavación, nos hemos largado para que pudieran continuar su jornada sin darles más la brasa.

¡Desde aquí les mando todo nuestro agradecimiento por su hospitalidad y su paciencia con nosotros!


Vista desde el Al Fanar Pub, mirando hacia el Norte, con el faro del que toma nombre el sitio.
Había un hombre trabajando por el andamio, sin medidas de seguridad y andando descalzo; sus pies se agarraban a las barras (no había tablones para andar) dejando bien claro que los humanos pertenecemos al orden de los primates sin duda alguna.


A nuestros pies, restos de columnas de granito, erosionadas por el mar. El entarimado es dónde están las mesas del Al Fanar.


Más columnas, hacia el Sur. También se ve la parte lamentable, la suciedad de la playuca y eso que nos han dicho que han puesto papeleras recientemente.

Y esta, solo para molestar a lxs intransigentes



martes, 10 de mayo de 2016

Alcuzcuz de Alhuzema

Hacía tiempo que no tomaba comida tan rica... tanto, que en esta estancia madrileña he ido ya dos veces a este restaurante, el Alcuzcuz de Alhuzema, donde bordan todo lo que tienen en la carta e, incluso, lo que no, como la pastela de gambas y fideos. Es de lo más recomendable, porque no es fácil encontrarla en Madrid (la hacían en la Tetería Sultana, pero por desgracia ya cerró hace algún tiempo). Esta pastela no lleva ni azúcar ni canela, es totalmente salada y tiene un sabor espectacular, a fideuá podría decirse, sin exagerar mucho porque en el fondo ambos platos tienen la misma base.



El restaurante está en la calle de la Farmacia, 8 de Madrid, muy cerca de la Plaza de Alonso Martinez, del nuevo (espantoso) mercado de Barceló, del Colegio de Arquitectos y del barrio de Chueca. Los datos están en el enlace de antes y no pongo más. Lo mismo de la carta, porque todo lo que tienen está buenísimo.

Pero hay algunas curiosidades que sí me gustaría comentar.

Alcuzcuz كوسكوس :

Esta palabra es la castellana fetén para definir este plato, tradicional amazight, en cuya lengua se llama  seksū o kseksū, que significa redondeado. Tan castellano es que hasta aparece como nombre de un personaje en una de las obras de Pedro Calderón de la Barca: Amar después de la muerte o El Tuzaní de las Alpujarras.  Decir cuscús es hablar árabe, pero tiene un significado muy diferente si quien pronuncia la palabra es magrebí o mashrequí... si a alguien le da curiosidad, que lea el capítulo correspondiente a este plato en el libro Aroma Árabe, de Salah Jamal.

Alhuzema الحسيمة

También alhuceima o alhucema. Es el nombre de una localidad marroquí próxima a Melilla, situada a orillas del Mediterráneo, pura zona bereber rifeña. Esta palabra significa espliego y el nombre viene de la abundancia de esta planta que se encontraba en esta zona.

Lavandula angustifolia o alhucema

Merece la pena acercarse, a la ciudad porque es una región preciosa, con unas playas espectaculares y donde puede comerse pescado fresco, además de visitarse el Parque Nacional de las Alhucemas. Aquí tenéis unas imágenes de la bahía donde se encuentra:



Y al restaurante el Alcuzcuz de Alhuzema porque además de lo bien que cocinan, la atención es magnífica, tienen una música muy bonita y aprendes un montón de cosas.

¡Buen provecho!