El beguinaje, antigua comunidad de mujeres con un sentido espiritual y solidario, fue una forma de vida inventada por mujeres para las mujeres. No se casaban pero no hacían voto de castidad, eran espirituales pero no religiosas, quisieron vivir entre mujeres pero no ser monjas, quisieron rezar y trabajar pero no en un monasterio, quisieron estar en relación directa con Dios pero sin la Iglesia ni su jerarquía.
Las beguinas están documentadas antes del siglo XII d.C. y en la Castilla del siglo XV d.C. comenzaron a ser nombradas beatas, que quiere decir bienaventuradas o felices. Pertenecieron a la clase popular, vivieron de sus rentas si las tenían pero sobre todo de su trabajo como costureras o bordadoras, en el copiado y miniado de manuscritos y en la asistencia a moribundas/os como mediadoras de la muerte. También crearon hospitales para pobres y escuelas para niñas llamadas Amigas, palabra que quiere decir esto mismo "escuela de niñas" y que procede de la palabra amare. A veces se hicieron pordioseras. Vivieron discretamente en relaciones duales o en pequeños grupos y nunca pidieron al papado que confirmara su manera de vivir ni de convivir. Tampoco se rebelaron contra la Iglesia.
Formaron un movimiento internacional que mantuvo muchos y muy vivos vínculos entre sí, de palabra y mediante cartas entre amigas o de maestra a discípula. A pesar de que la Iglesia las hubiera preferido quietas, viajaron mucho en peregrinación o para visitarse y conocerse entre ellas. Por lo general no usaban el camino más corto, sino dando rodeos para visitar cosas o para encontrar hospitalidad. Por ejemplo, está documentada una sor Clara que con una compañera viajó a Roma y alargó su viaje durante 7 años. Mientras, vivían de las limosnas.
Escribieron mucho y tuvieron una familiaridad especial con eso que se suele llamar Dios al no mediar entre Dios y ellas ningún servidor de la Iglesia, siendo ellas teólogas conocedoras de Dios.
Transformaron su lengua materna para poder expresar su experiencia singular con lo divino. Lo hicieron cuando a nadie se le ocurría escribir de Dios en una lengua que no fuera latín, que llevaba siglos siendo una lengua muerta y no les servía para expresar aquello que ellas sentían tan vivo en sus corazones.
Esta innovación genial les llevó a tener dificultades con el poder eclesiástico. Hadewijch de Amberes escribió sus poemas, poesías y cartas fue perseguida y encarcelada. Margarita Porete, que escribió su hermoso libro "El espejo de las almas tristes" fue condenada por la Inquisición.
El concilio de Viena de 1312 d.C. condenó a las beguinas como sospechosas de herejía sin que ellas desaparecieran. A finales del s. XV la Iglesia intentó incorporarlas a la vida monástica reglada. No lo consiguió.
En Mallorca vivió la extraordinaria Isabel Cifré, nacida en 1467. Fue un prodigio en el conocimiento humanista y místico. No quiso casarse ni entrar en la orden jerónima, de moda en aquel momento. Decidió hacerse beguina. En 1510 fundó en Palma la Casa de la Criança, escuela para niñas internas, que tuvo enorme prestigio y duró hasta mediados del siglo XX. Isabel murió en 1522 y está enterrada en la Catedral de Palma.
En el siglo XVIII las condenó y las prohibió la Revolución Francesa, pero su forma de vida ha persistido hasta la actualidad.
Fuente: Agenda de las Mujeres, año 2006.
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