miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Qué pasa con lo que firmamos por internet?

Desde hace ya bastante tiempo es muy frecuente que a nuestro correo electrónico lleguen peticiones para firmar solidariamente tal o cual cosa. También es muy frecuente que firmemos llevadas de un impulso solidario, porque lo que se pide nos parece razonable y justo y porque, me temo, estamos bastante confundidas.

Cualquier plataforma al uso que recoja esas firmas, en España y bajo la legislación actual, NO sirve para nada. Por mucho que se alcancen las 500.000 firmas necesarias para lo que sea que se pida.

La legislación vigente en España no prevé el uso de este tipo de plataformas con la intención de recoger firmas válidas para cualquier ILP o lo que sea; ya que necesitan estar manuscritas en papel o recogidas de forma telemática, pero siempre con la validación del nombre del firmante y el número de DNI (DNIe en el caso de las firmas recogidas de forma online porque sí hay plataformas que admiten DNIe), puesto que desde la modificación de la ley en 2006, se permiten las firmas electrónicas, a través del DNIe, mediante un lector de tarjetas inteligentes. Si no se ha firmado mediante este dispositivo (que requiere de un cacharrito que se conecta al ordenador mediante usb o una ranura ya integrada en el teclado, por ejemplo, más la instalación de un software previamente), no hay firma que valga. Algo parecido a esto:


Algunas plataformas indican que están certificadas como una Corporación B (B Corporation), que es un certificado que sólo tiene validez en los estados gringos de Hawai, Virginia, Maryland, Vermont, Nueva Jersey, California y Nueva York. O sea, que aquí, no sirve pa'ná...

Ojo, no quiero decir que estas plataformas sean ilegales o que cometamos una ilegalidad cada vez que firmemos, sino que ese gesto no sale de nuestro cómodo sitio de estar sentadas frente a la pantalla. Que no vale, vamos. En cambio, lo que sí puede suceder es que se nos llene nuestro correo de mensajes basura, porque estamos entregando nuestro correo a unas aplicaciones capaces de "oler" lo que nos gusta y lo que no, para orientar los contenidos publicitarios. Si nos ponemos conspiranoicas, también pueden oler de qué pie cojeamos...

Aquí está la entrevista con un directivo de la que, tal vez, es la más conocida de estas plataformas en nuestro país:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-desayunos-de-tve/entrevista-ben-rattray-activista-changeorg/1402194/


De modo que, si realmente queremos hacer activismo, que no sea el conocido como activismo de sofá, podemos empezar por cuestionarnos estas firmas, porque además, técnicamente no son fiables: no se comprueba la veracidad de los datos, no hay ningún tipo de criterio de validación de firmas, ya que cualquiera puede firmar con el nombre que le de la gana y contar como firma fetén, NO se envía un email para verificar la firma ni se toma nota de la IP del ordenador desde el que se ha firmado, entre otras cosas.

Tenemos que ser conscientes de que esas firmas no van a conseguir nada, excepto dar una pista de nuestros gustos y preferencias a unos cuantos espabilaos...

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